jueves, 6 de marzo de 2014

de cuando sentí el barco

Hay hundido en mí un barco, un barco y su tesoro, un barco con todas sus camas y toda su gente…
Hay hundido en mí un barco, lo sé y no porque lo haya soñado, ni siquiera lo pensé jamás, ni siquiera me recuerdo en él, ni siquiera un buen día pude verlo, ¡qué digo ver! Escuchar, ni escucharlo andar, hundirse… hundirse en mis huesos...
Sólo sé que está ahí, aquí dentro de mí. Entre mis cotillas hay un gigante de mil cabezas con proa, popa, timón, vela y babor, mástil, estribor, ancla y timón. Invernando esperando la puesta del sol para sonar en canción de sirenas y de locos borrachos de amor mirando lo infinito del mar y ese vapor.  Y lo maravilloso es que aún no nació el buzo de ojos saltones y negros que lo descubre, ni el periodista que lo describe en crónica en un diario de verano, ni el escritor que lo flota, ni el fotógrafo que lo inmortaliza, ni la dulzura que lo canta en la radio nació, ni los curiosos peces que lo babosean, ni el mar, ¡qué digo el mar! Ni su color, ni sus colores nacieron aún pero sí muy bien sé que está ahí, aquí dentro de mí y aún ni la chispa, ni el OM ni el silencio… nada.

9 de Julio



La poesía de un pueblo de todo un pueblo con sus niños y mujeres su circo coloreando el otoño de los trabajadores los caminos de tierra y el pasto los campos la leche el queso los abuelos los poetas físicos y músicos y soñadores del pueblo la poesía hoy se viste de azul vistiendo de azul al pueblo camuflándose en una noche tibia por el calor de los cuerpos que la hamacan los perros le ladran con voz ronca a las estrellas que se desparraman en el viento como brillantinas en jardín de infantes la tinta de algún enamorado en esta noche de cuerpos violetas cae como las hojas contando penas sueños y tiempos dorados una bicicleta suena en el pueblo a destartalado vuelo carrusel inestable y hermoso un abrazo llega a los huesos más profundos los huesos del alma un beso duerme en silencio los grillos despiertan al beso y se enciende un farolito entre dos callejuelas de tierra que jamás se cruzaran en el pueblo muchas hormigas trabajan bajo las telas de la luna cargando granos de maíz como miguitas de sol y miel formando renglones en el pino de la plaza donde el libertador ya inmóvil en la tinta como en su caballo hizo suya prestándole el nombre y la espada un bostezo un grito un sorbo de mate un saludo un cuento que llega a su última página una puerta de hierro que se abre dejando entrar al viento y a las moscas al rocío y a los gatos un viento cálido como caricia de abuela y de madre hace vibrar las campanitas de bienvenida un llamador de ángel unas cuantas sonrisas y por fin llegamos miradas de un día largo estamos cansados el perro ya no ladra ronca y apenas se mueve en el piso fresco de la casa que nos da el techo estiramos los músculos de las piernas y los brazos la flauta de pan del afilador se aleja con la tarde en agudos y graves los pensamientos ya son barcos de papel me queda la idea del mar tocando la arena de los corales que alguna vez toqué música de gaviotas salvaje y natural cuerpos como almas y el chin de las copas cerramos los ojos hasta mañana cascadas nubes la aurora el ocaso el naranja del buen día el gris del asfalto tocando talones y el canillita de voz y brazos flacos cantando lo nuevo lo que hay que saber en el día de hoy lo que unos pocos escribieron con la luna con el afán de que muchos los lean en el café y se detengan por un instante a meditar las palabras que de pucho en pucho eligieron con algún criterio cada una y de entre tantas que el de la media luna y café amargo nunca leyó y en el apuro de hacer se olvidó de ser y cuántos verbos vocales y consonantes en la hoguera del reloj prendiendo chispas y asados familiares que ya se siente el olor mirá se ve el humo… allá… allá está el pueblo, allá va y viene, moviéndose entre las hojas.

¿Qué son los mantras?

http://www.youtube.com/watch?v=iG_lNuNUVd4

La palabra mantra proviene del sánscrito Man, que significa mente, y Tra, que tiene el sentido de protección, y también de instrumento. Los mantras son recursos para proteger a nuestra mente contra los ciclos improductivos de pensamiento y acción. Aparte de sus aspectos vibracionales benéficos, los mantras sirven para enfocar y sosegar la mente. Al concentrarse en la repetición del sonido, todos los demás pensamientos se desvanecen poco a poco hasta que la mente queda clara y tranquila.

Tipos de mantras

El mantra suele ser una palabra o grupo de palabras, aunque también puede ser eficaz una salmodia de tonos musicales abstractos. Aunque existen algunos que vienen utilizándose desde hace siglos para lograr determinados efectos, nadie nos impide crear nuestros propios mantras, como en el caso de las afirmaciones.

Bija Mantra – Sonido Raíz

Según la metafísica hindú todo está hecho de sonido, y cada cosa contiene una representación simbólica de las pautas de energía que la componen; eso es el sonido “semilla” o raíz, bija mantra. La intención de estos mantras es la de poner a la persona que lo pronuncia en resonancia con el objeto cuyo sonido raíz ha invocado.

De esta forma, mediante el conocimiento de los bija mantras se obtiene un dominio sobre la esencia de las cosas, permitiendo crear, destruir o alterar de diversas maneras.

Afirmaciones

Una afirmación expresada en forma de mantra, surte poderosos efectos, ya que en cualquier idioma, las palabras son una forma de estructuración interna del objeto aludido. Por ejemplo: “Estoy seguro, estoy aquí”; “Soy fuerte, soy capaz”; “Soy feliz, “La vida es amor y armonía”; “Yo soy la pureza que Dios creó”…

¿Cómo funcionan?

Los mantras emplean los mismos canales subliminales que la música y los anuncios publicitarios, aunque con intenciones mucho más benéficas.

No es necesario intelectualizar el “significado” o la simbología del mantra para que su sonido ejerza sus efectos sobre nosotros. El ritmo sonoro funcionará en el plano inconsciente y acabará por saturar los pensamientos conscientes, lo cual a su vez, afectará a los ritmos. De hecho, parte de la magia del mantra consiste en que no se debe reflexionar sobre su sentido, pues sólo así trascenderemos los aspectos fragmentarios de la mente consciente y percibiremos la unidad subyacente.

¿Cómo se utilizan?

Pronunciados en voz alta o interiormente de forma rítmica y repetitiva.

Algunas tradiciones hindúes utilizan un mapala, una especie de rosario con 108 cuentas para recitar cada mantra en ciclos exactos al alba y a la puesta del sol.

Se dice que pronunciado en voz alta durante algunos minutos a primera hora de la mañana, “un mantra eficaz queda reverberando en silencio, mentalmente, durante toda la jornada, y deja en nosotros la impronta de la vibración, la imagen y el significado.

Se cree que con cada eco, el mantra acentúa la magia sobre la textura de lo corporal así como de lo mental, en el sentido de promover la armonía y el orden. La actividad adopta un nuevo ritmo; todo baila a la cadencia del mantra. Si lo elegimos rápido, nos servirá para generar energía y vencer la desidia. Si recurrimos a un mantra lento, nos ayudará a obtener durante todo el día un estado de relajación y de calma”.

Muchos mantras empiezan con “Om”. Om no tiene significado y sus orígenes se pierden en la noche de los tiempos. Se considera que Om es el sonido primigenio, el sonido del universo, el sonido del cual se derivan todos los demás. Se puede ver como el equivalente de la luz blanca, en la cual se pueden encontrar todos los colores del arco iris.

En un diccionario sánscrito-inglés dice:
“Una palabra de afirmación solemne y respetuoso acuerdo, a veces traducida como “sí, ciertamente, así sea’ (y comparada, en este sentido, con Amén)

El mantra de la Compasión Universal:

Om mani peme hum
Om Mani Padme Huum

Es uno de los mantras más recitados en El Tibet. Las enseñanzas dicen que recitándolo ochocientas veces temprano por la mañana, nunca se cae enfermo, ni siquiera por contagio; además se obtiene riqueza y éxito en los negocios y no hay quien te pueda dañar.

La forma de recitarlo es sencilla. Sentado o recostado cómodamente pero con la espalda derecha uno trata de visualizar la deidad de la compasión o en su lugar una esfera de luz blanca representando la compasión universal. Se puede visualizar sobre la coronilla o también, frente a uno a la altura de las cejas y a una distancia de un metro y medio. Para evitar distracciones conviene visualizar la esfera radiante y luminosa y al mismo tiempo pesada.

Hay que recitar el mantra manteniendo la visualización lo más claramente posible. Mientras se recita se imagina que de la esfera salen innumerables rayos de luz que penetran por la coronilla, llenando todo el cuerpo de luz y gozo. Al final, acabada la recitación, uno imagina que la esfera de luz penetra por la coronilla y se absorbe en el corazón, recibiendo así todas las bendiciones del Buda de la compasión.

Agua curativa

El mantra de la compasión, también se puede usar para obtener agua con propiedades curativas. Para ello se visualiza la compasión universal, sea en forma de esfera de luz blanca o en forma de deidad, sobre un recipiente de agua limpia (una botella de agua mineral, por ejemplo). El mantra se recita el mayor número posible de veces y se visualiza que la esfera derrama luz y néctar blancos que se absorben en los átomos de agua. Acabada la recitación se imagina que la esfera de compasión se disuelve en el agua. Beber este agua ayuda a la curación y aumenta el poder del organismo para asimilar los medicamentos.

de cuando respire bajo el agua

Llueve y el agua me bebe de un sorbo.
Un vaso de mí para la señorita y de una sola vez me voy en su profundidad: como jugo de uva, roca que desciende y penetra en la luna y en sus curvas mojadas de río. En círculos me pierdo en su cuerpo…
Maravilloso, ni una gota queda de mí. Ni una...
Ni de lo que muestro cuando duermo, ni de lo que cuando en silencio espero la llegada del silencio que encienden tus labios y luego la instantánea de tu boca echando humo dibujando un cono de luz al infinito.
Ni una gota de mí. Sólo el cuadrado solitario de la soledad que me cubría en una noche no muy fría. Una de las tantas que me aleja de la leche y el cachorro.  Ahora ese cuadrado es de las hormigas y la arena y parece estar esperando mi regreso. Como ese naufrago que aguarda por ella. Como mi yo enamorado (antes de pertenecerle al agua la esperaba casi desesperando…)
Maravilloso, ni una gota quedó de mí. Dentro de la lluvia no parece llover tanto y me muevo como un reptil buscando gelatinosamente el sito donde quedarme a contemplar el camino. Nunca había sentido mi cuerpo moverse de esa manera. ¿Por dónde iré? No sé, no puedo abrir los ojos, apenas los abro los tengo que cerrar, nunca pude mantenerlos abiertos largos ratos debajo del agua. Aprendí a escuchar las rocas gruñir en el poso e imaginar la forma y el color que hacen a los peces, de esta manera, solo por la magia de la textura, y a esos árboles caídos en la gravedad. A imaginarme nadando, respirando debajo del agua.
Por ríos como venas, por un mar de estómago, agrio y lleno de vida, todo, absolutamente todo en el mundo de las aguas está como prendido fuego: hay llamitas azules;  por todos lados brillan brazas y las algas como hadas avivan la luz y se ríen amistosas y bailan y yo sólo voy, imaginándolas me muevo,  siendo de agua como de música cuando me elevo en vibraciones y mi cuerpo es de aire, de aire… sin ventanas a la vista.
Las raíces ya están satisfechas, el ombú mojado y con la panza llena, los tilos, el jacaranda, las cosas comienzan a brillar en el reflejo espejado del nuevo sol que muy tímido, como una naranja, se eleva al final de la calle secando los cuerpos. Los pájaros cantan, las persianas chillan y como desperezándose saludan al sol y yo me rasco la cabeza, me quito los zapatos y me siento en el cordón de la vereda… 
Mojado
Estoy a su orilla….
A su lado… la escucho, la siento correr por mis pies…
Pienso en la comunicación, en el gusano, en el aquí y ahora….

Ya no llueve y ya no espero.