miércoles, 15 de octubre de 2014

...Y recoge hasta que el tiempo y los tiempos
acaben las plateadas manzanas de la luna,
las doradas manzanas del sol.
W. B. Yeats
vinculo 
Me tire del tren

Con el perdón de la palabra

En un viaje

El diente y la nuez

Los mosquitos

Mucho dulce de leche, no quiero.
Cementa

Dormir de a dos

Semilla del sol

Para aguas

-Salud-
 (que chico educado)

Tomate el palo

El sabandija y la plaga

La vaga y el vagabundo

Cuatro estaciones en un segundo

Tu risa 

Tirar la cadena

Me dormí bajo un árbol y amanecí sobre un barco

Preguntale a don horizonte

Se busca

Un turno hasta para coger

Mañana ya fue

Barba               Qué miras cuando miras para ahí
                                                                                                      Des-nuda

Loca hambre                       loca       muy    loca y desnuda hambre.
Poesía 
Poesía
Poesía
Para vos para mí para vos niña 
Que sabes tirar para arriba cuando todo se vuelve un poco plomazo
Para vos para mí para vos muchacho
Que aunque cansado de tanta gilada no dejas que se vaya todo al carajo.
Poesía
Poesía
Poesía
Para vos para mí para vos abuelita de polleras flasheras y ojos pintados de un violeta que me gusta como al paso, al paso de alguna lagrimita.
Para vos para mí para vos Alberto forrajero que todavía te sientas /sientes/en la vereda y dejas la puerta abierta para que merienden los gorriones en tu cocina de olor a avena.
Poesía
Poesía
Poesía
Dale más piola que llega hasta el sol
Poesía Jaime Poesía
¿Sino que? 
Para vos que sabes distinguir una cámara de una cubierta sacar el estein de la horquilla afinar la guitarra con el tono del teléfono.
Vos que nunca aprobaste geografía porque nunca estudiaste los textos porque en vez de juntarte a estudiar todos los días un poco todos los días un poco jugaste en el río, corriste por la montaña y juntaste insectos en tarritos de mermelada y nunca te enteraste que los exámenes de geografía de la señorita Malco trataban de eso, de que otra cosa sino? porque nunca si quiera los leíste colgado en el vuelo de alguna mariposa.
Para vos que te gustan las berenjenas y sos alérgica a los jefes y tenés pecas.
Para la verdu de las frutillas más ricas y no es chamuyo, son las más ricas!
Para vos gorda que te amo con toda mi alma mi ser: así no más como soy, como escribo;  así no más como sos: bella al natural como cuando hablas con la boca llena de lechuga y me volvés loco.
Poesía
Poesía
Poesía
Y sino que?
Las palabras son la semilla de los vientos por eso no pueden morir en el papel; no deben quedarse allí y ellas lo saben y se apagan cuando ninguna garganta las alza, las nombra y libera y rejuvenece. Es nuestra obligación como seres infinitos q somos de levantarlas con nuestra vos. Leerlas. Acariciarlas con susurros, morderlas a gritos. Prenderlas en poesías para que naveguen las calles del viento en cálidas alas, violetas, taciturnas, amarillas..
No debemos dejarlas morir en un renglón.  
no debemos.. Ni por una letra debemos.. Las palabras en el aire son de todos, llegan y se llevan entre hojas y bocinas miserables pretensiones lo que se escucha allá y dejan nada más y solamente lo que acá se escucha.
A las palabras se las lleva el viento. Sí. Tiene que ser así, debe de serlo. Sino sólo conoceríamos la historia de los que ganaron la guerra de la tinta, la pólvora y tantas otras que mejor hablar. Los que se apropiaron de la tinta para escribirnos en cuentitos.. Bueno, eso.. Hablemos hasta por los codos y escuchemos el silencio. Encontrémosle el sentido al de la buena pipa que seguro que lo tiene. Ubiquemos las palabras y los continentes en el no mapa del anti mundo; cantemos:
La mar estaba serena.
Serena estaba la mar.
La mar estaba serena.
Serena estaba la mar.
 ¡Con ‘a’!
La mar astaba sarana.
Sarana astaba la mar.
La mar astaba sarana.
Sarana astaba la mar.
♪ ¡Con ‘e’!
Le mer estebe serene.
Serene estebe le mer.
Le mer estebe serene.
Serene estebe le mer.
 ¡Con ‘i’!
Li mir istibi sirini.
Sirini istibi li mir.
Li mir istibi sirini.
Sirini istibi li mir.
♪ ¡Con ‘o’!
Lo mor ostobo sorono.
Sorono ostobo lo mor.
Lo mor ostobo sorono.
Sorono ostobo lo mor.
 ¡Con ‘u’!
Lu mur ustubu surunu.
Surunu ustubu lu mur.
Lu mur ustubu surunu.
Surunu ustubu lu mur.

a veces pasa

Se da el momento en que te acercas a la persona x o z y le preguntas si le podes sacar una foto, de esta manera: -disculpame, tenés una cara bonita o algo por el estilo que me dan ganas de sacarte un foto, puedo?  Es ese instante, esa persona, esa mirada, perdida, cansada, barba con agua, piel con sol, es ella o él o vos. Le tenés que tomar una fotografía. Sí o sí. Si no te morís, derretís como un pedazo de hielo al sol. En ese instante en que te acercas a la persona que te conmueve y le pedís con la cámara en mano si le podes sacar una foto nace el riesgo, hay riesgo y lo sabes pero no te podes detener. No podes y seguís y la miras y sin perorata alguna le decís quién es. Quién es y quién sos en su vida. Se lo decís sin palabras. Y te entiende... mirándose en la pantalla.

al poema que no quiere venir


Puta inspiración de golondrina invernal
Te escribo, poema, para leerte de a ratos
Y saber de buena tinta
Lo que minutos después (días y años e inviernos)
Sentirán mis ojos en el instante en que tus hojas horas verdes
Son empapadas de una suave lluvia acristalada por
Gotas tornasoladas que recorrerán tu piel como lo hace el viento, 
artista y mendigo creador de lo abstracto .

Suenan en cada letra, cada gota, como campana de jardín
 picos, tréboles y escondidas
Un ding es un morfema con escamas de pes
Un dong el cielo griton de rojas venas
El ying y el yang
El poema y la prosa
Los sabios y los políticos.

Puta inspiración de elefante africano
Te escribo, poema
Para leerte y conocerme de a ratos
y de a rotos recuerdos
que riman con río
con reo
y con encanto.
Me hice el muerto como una cucaracha y no viniste ¡me hice el muerto! Casi todo un día, una eternidad. Lo que equivale a 18 abrazos, 3 cuadras  y 10 puchos. Que hija de puta, todavía la veo, ahí, pata pa´ arriba mostrando la panza colorada dentro del jonca de los cubiertos. ¡Qué asco! Revuelvo la sopa, la ensalada, pincho el choclo y se me viene a la mente su concupiscencia baboseando la alpaca, pisoteando la espumadera, durmiendo entre las cucharas y
  Vaya a saber qué tanto más haces ahí adentro hija de puta.
Todas las noches un cajón cerrado y oscuro;  y los días, el mismo cajón atrancado con un cuadradito de diario, dibujado en su centro por un hermoso dorado haz de luz que lo divide y hasta parece abrirlo por los aires, y ella, cual perla de concha, ahí, brillando en el sol, haciéndose la muerta para no morir explotada como toda su familia: de un boom, de un chancletazo.
Y yo, quien te habla, hoy, me hice el muerto, Sí, me hice el muerto todo el día, como la cuca, panza pa´ arriba pa´ que vengas a velarme y no viniste y me aburrí y la maté. ¿la maté? Sí. ¿Fin del juego? No, qué fin, si todavía… Sí, la tuve que matar, un algo de por el viento se transformó en cosa y me entró por los brazos moviéndome cual marioneta borracha y ¡plácate! Al eterno sueño… ¿por qué no viniste?... una vez cristalizado el magma, me arrepentí, ¡claro que me iba a arrepentir!
Tuve poderosas-pesadillas-pesadilla- poderosa -poderosa-noche-de guirnaldas y artificios: cucarachas gigantes, corpulentas y rojas, de ojos blancos con enormes pupilas amarillas, peludas y hambrientas me corrían por angostas calles de madera y metal. Cuchillos y singulares tenedores formaban un laberinto algo encantado y yo perdido y perseguido, como un pájaro por perdigones, transpiraba la gota gorda dentro de la noche del cajón ¡el jonca blanco! Que por instantes, miguitas de ellos, granos de arena, me encontraba fuera:
algo mareado y con el rostro de un cíclope me acercaba con una zapatilla desteñida con dientes y boca de tiburón en una mano hacia la luna y con la otra, libre, trémula y mojada, quitaba el cuadradito de diario en extrema cautela, y lo abría: lentamente se me presentaba ese mundo al compás de una música de pavo real que descendía  del cielo logrando orquestalmente que todos mis nervios se enfilen prolijos uno detrás de otro y caminen en un dos un dos por un tapial no más angosto que mis brazos. Y me veía corriendo, ahí, diminuto como un pochoclo, queriendo escapar de los gigantones cucarachones, que lejos de agotarse, agitaban sus crujientes patas y escrutaban cuidadosamente el espacio azul entre los metales plateados que me cubrían…
¡Y me hice el muerto!
Sí, me hice el muerto en una noche como la de hoy
Para no morir
Reventado de un zapatillazo
Que yo mismo
En estado de presíncope
Estaba por darme
Y vos

(Vaya a saber qué tanto más haces ahí dentro hija de puta)

Sublime



Dice Longino que lo sublime, usado en el momento oportuno, pulveriza como el rayo todas las cosas y muestra en un abrir y cerrar de ojos y en su totalidad los poderes del orador (1.4); que es grande realmente sólo "aquello que proporciona material para nuevas reflexiones" y hace difícil, más aún imposible, toda oposición y "su recuerdo es duradero e indeleble" (7.5). "Nada hay tan sublime como una pasión noble, en el momento oportuno, que respira entusiamo como consecuencia de una locura y una inspiración especiales y que convierte a las palabras en algo divino" (8.4). Siguiendo la tradicional oposición retórica virtud/vicio, explica Longino cómo "lo sublime reside en la elevación, la amplificación en la abundancia" (15.12, ed. esp. García López).

Sufrir es abrir los ojos, es no obedecer, es amar, es decir buen día hijo. Leer poesía es un comienzo, el comienzo del sufrimiento, de la perdida y del amor sembrado. Como también, se me ocurre, lo es el decir NO y dejar de pertenecer al grupo: apoyar en un rincón sin romper el silencio o gritando de patas para arriba, lo mismo da, lo que sobra lo que cae lo que no hace lo que enoja-te lo que da/pa/ra de/jar. Quedar por un tiemp ito fuera del circu ito: que cubre, protege y alimenta a la Reyna comodidad, donde las musas no aparecen ni disfrazadas de oso; ni de abejas, batatas, mucho menos de flor. ¡Antes de la llegada del sufijo brindaremos por la nueva poesía! Sufrir es abrir los ojos pero también es la libertad, la rebeldía de por vida. La ideología sin almohada, con almohada, sin harapos, con sombrero invadida de sueños. La poesía si bien enamora también mata y eso lo sabemos. Como el amor, se hospeda en ella la muerte. Es un trago que como poeta, hombre sensible mujer desobediente (con y sin dientes) artista debo correr para no morir de sola soledad, de estupenda estupefaciencia, de plena estupidez, de pena por mis miedos, infeliz por ser caballo manso, mula del que le gusta mandar.
Elijo sufrir con la poesía, enamorarme con la poesía, morir, vivir, en la poesía que me lleva a recónditos sitios: llenos de luz y oscuridad.

Silvia, no me caso… ni con el perro ni con el amo.
si tenés la nariz grande, hace algo con ella, y no te encojas.

charly garcía 
Un lápiz o lapicero es un instrumento de escritura o de dibujo. Consiste en una mina o barrita de pigmento (generalmente de grafito y una grasa o arcilla especial, pero puede también ser pigmento coloreado de carbón de leña) y encapsulado generalmente en un cilindro de madera fino, aunque las envolturas de papel y plásticas también se utilizan. (Wikipedia, la enciclopedia libre wuaooou).
Perdiendo la atención por culpa de algún tango desteñido de Daniel, por culpa de las voces de la Noche, por culpa del zapato Avejentado, por culpa del Garrón… me quede sin voz y lo peor: sin mi atención de lechuzon que me mantenía sentado observando el foco, la bombillita, la mosca, la humedad, las hormigas. Y ahora estoy solo. La locura experimental del pájaro que viaja de árbol a árbol, experimento. Lo tristemente colorido por la paz del otoño. Lo tuyo ahora le pertenece a las arañas, mi amor, que jamás voy a matar. Ni se te ocurra matar una araña. Ni-se-te-o-cu-rra olvidar que existo (no es una orden, es un deseo) (pero a quién le hablo, a quién…)

Paula


ha, paula
tu sexo indómito
tu voz sexual masticándome al oído
volviéndome loco libre líbidico libroabierto sinpuntos niapartes
volviéndome lo que nunca
un comodín y vos una arlequina
tu sexo, paula
un caracol
tu sexto sentido
(el único farolito de la noche)
entrándole a mi pecho a mi carne
(como una flecha escupida por cupido y el rebelde)
entregándote
entregándomelo todo
gota a gota
de agua todamía toda dimensión desconocida
 la luna cuando gozabas
lágrimasvivas
paula, tus piernas flacas
tu fuego helado
tus brazos laxos
tu lengua roja
tus ojos negros
tu pelo lacio
tu olor a mezcla
paula, hermosa
sublime nuestro sexo de gin-tonic
de porro
de menta
de mentira
de paloma en la cocina
de platos rotos y de cuerpos ebrios volcados en el abismo
¡lejos del discurso!
paula
tu concha mojada embelesada por la fiebre de tus gritos
absorbiendo mi verga de piedra mis dedos y mi boca
tu piel entre mis uñas mis pelos entre las tuyas
un enjambre de fuego
ah, paula
fuimos fuego enjambrentado
ensangrentados por una burbuja que estalló en mil pasiones
tu entrepierna fue mi garganta del diablo
y en cada cachetazo
recuerdo renacer en serpiente de arena
como renacen los álamos
como renace el jilguero
como renacen los versos
ante la primer campanada de primavera
din dan/ding dong
y quisimos más, paula
más
y así fue que nos dimos nuestra misa de ostias
nos volvimos y nos vimos al vernos inmersos
 en una mañana de persianas bajas
parcial oscuridad de cenicero
y muchos dedos: susurros vagos de paredes cristalinas
y mucho vicio de escuerzo
tus pezones dos peones lujuriosos dos esclavos de mis dientes
amos de mis ojos y tus palmas amarillas de pija y tabaco
me pidieron que los manche
que los pinte como al óleo
y así fue que sin contención salté al vacío
cayendo en un bosque de manzanas y frutillas
 muriendo en tu cuerpo de vela
 te entregué todas mis miserias
¡mi alma fue un pájaro volando en un grito!
¡y mis mentiras un poema!
muy despacio
muy-[d]espacio
te llené la tetas de leche
perdiendo mis plumas transparentes
mis brazos tocaron el piso
y retorciéndote tocándote inventándote a vos misma
en el lodo blanco
en la espuma hambrienta
olvidándote por completo de mí
en completo
vos con vos
armonía
tomaste un libro de la Pizarnik
de una repisa que podría haber sido tu cabeza
y lo baboseaste
empuñaste
cada una, sus poesías al azar
lo estrujaste con tu mano izquierda
y explotaste
explotastenmilestrellas
estrellasdearena
estrellasdepanyopio
haciéndome de oro
te fuiste
enmilpalabras
levitaste
llegaste
acabaste
llegando
así fue
paula
así y asá
el inicio
del universo
la galaxia
los mambos
los otros
los sexos
que
somos
que somos y bebemos
que somos y bebemos después del quinto vaso
que somos y bebemos después del quinto vaso aparecemos
que somos y bebemos después del quinto vaso aparecemos en ese vapor
 que somos y bebemos después del quinto vaso aparecemos en ese vapor peregrino.
.

.
Todo el otoño puede estar en cualquier esquina,
Y lo está, sí que lo está
En las veredas ya crujen las horas
Y dicen Sol.



Un nuevo invierno
desciende del norte rodando
y asciende en sancos del sur.
-y me da en el pecho
sus flechas-
La flor se tiñe de azul
y el amor de agua caliente
calentando los cuerpos.
Los pies fríos,
dejando entrar al fuego,
por entre sus diminutos dedos,
se humedecen
y cambian de color,
de estación,
de olor.
La laguna parece congelada
-y sus algas y sus sueños
y sus pasos-
el puente más invisible que otras noches
las noches más largas y estáticas que otros días
las poesías más profundas y purpuras que otras veces
el vino más dulce y sincero.
¡el invierno!
Un nuevo invierno
-un cofre azul-

¿Qué traerá dentro?
Todo el otoño puede estar en el color de una hoja,
En el color de una hormiga,
En la no primavera,
En la no época de tomate,
En el cielo que parece estar cantándole a los ojos
Una serenata cualquiera: ciruela, tomate, menta o pera.
En el té rojo,
En las pupilas amarillas de azafrán.
Todo el amor puede estar en una cucharada de sopa,
En el pizarrón de una maestra que juega a ser niña dibujando palabras,
En la copa de un árbol o sobre tu panza,
En el dialogo de un moribundo con dios o con la enfermera tetona;
En un abrazo de tren,
En un permiso, en un hasta luego, en un te acompaño.
Todos los colores del vuelo, del vuelo infinito, caben en una lágrima, en la punta de un lápiz
Como en una diminuta nuez cabe el sexo y el inmenso amor de un pájaro.
En las uñas esclavas de los dedos del humano,
En los clavos de los techos de los ranchos oxidados por la lluvia,
En las flores, las guirnaldas y las velas
En los astros, los jarrones y los campos
Cae la brisa del onírico mundo de los gatos.
¡Los silbidos de los años de un canario!
¡Los poemas del exilio de un cometa!
¡Las mujeres de río y sus danzas callejeras!
¡Los relámpagos, los brujos y la cura!

No son más que el llanto de un cachorro muerto e´ frío.
Conocí a un viejo y una vieja en… en dónde? No lo recuerdo.
En el Salvador, quizás. En Lanús, tal vez. En mi cabeza, no estoy seguro.
Viejos cuyos nombres se me hace imposible acercar a la hoja. No importa eso. El viejo conocía los porqué de los cuándo y vivía quiero decir respiraba sólo tan sólo para contarlos a modo de cantos de cuentos de poesía viva que vive dando vueltas y saltos de grillos y de ojonas ranas pescadoras de salvajes moscas. Vivía, el viejo, sentado, contando los porqué de los cuándo, que eran muchos, pegadito a su viejita. Mi viejita decía el viejo, mi viejita. Hermosa compañera que sentadita sobre un almohadón de su diseño tejía los paraqués de vivir sin correr detrás de la zanahoria, que eran muchos y se veían bien y acariciaba el lomo de un gato amarillo que dos por tres se acercaba a las piernas flacas de ella para que ésta lo frote con suavidad y belleza. Una vieja y un viejo de no sé dónde de todos lados que con la particularidad de no contar el final narraban y tejían con dedos y voces  bellas y crudas historias tan de guerra como de amor. Tan de las estrellas como del trigo.