La poesía de un
pueblo de todo un pueblo con sus niños y mujeres su circo coloreando el otoño
de los trabajadores los caminos de tierra y el pasto los campos la leche el
queso los abuelos los poetas físicos y músicos y soñadores del pueblo la poesía
hoy se viste de azul vistiendo de azul al pueblo camuflándose en una noche
tibia por el calor de los cuerpos que la hamacan los perros le ladran con voz
ronca a las estrellas que se desparraman en el viento como brillantinas en
jardín de infantes la tinta de algún enamorado en esta noche de cuerpos
violetas cae como las hojas contando penas sueños y tiempos dorados una
bicicleta suena en el pueblo a destartalado vuelo carrusel inestable y hermoso
un abrazo llega a los huesos más profundos los huesos del alma un beso duerme
en silencio los grillos despiertan al beso y se enciende un farolito entre dos
callejuelas de tierra que jamás se cruzaran en el pueblo muchas hormigas
trabajan bajo las telas de la luna cargando granos de maíz como miguitas de sol
y miel formando renglones en el pino de la plaza donde el libertador ya inmóvil
en la tinta como en su caballo hizo suya prestándole el nombre y la espada un
bostezo un grito un sorbo de mate un saludo un cuento que llega a su última
página una puerta de hierro que se abre dejando entrar al viento y a las moscas
al rocío y a los gatos un viento cálido como caricia de abuela y de madre hace
vibrar las campanitas de bienvenida un llamador de ángel unas cuantas sonrisas
y por fin llegamos miradas de un día largo estamos cansados el perro ya no
ladra ronca y apenas se mueve en el piso fresco de la casa que nos da el techo
estiramos los músculos de las piernas y los brazos la flauta de pan del
afilador se aleja con la tarde en agudos y graves los pensamientos ya son
barcos de papel me queda la idea del mar tocando la arena de los corales que
alguna vez toqué música de gaviotas salvaje y natural cuerpos como almas y el
chin de las copas cerramos los ojos hasta mañana cascadas nubes la aurora el
ocaso el naranja del buen día el gris del asfalto tocando talones y el
canillita de voz y brazos flacos cantando lo nuevo lo que hay que saber en el
día de hoy lo que unos pocos escribieron con la luna con el afán de que muchos
los lean en el café y se detengan por un instante a meditar las palabras que de
pucho en pucho eligieron con algún criterio cada una y de entre tantas que el
de la media luna y café amargo nunca leyó y en el apuro de hacer se olvidó de
ser y cuántos verbos vocales y consonantes en la hoguera del reloj prendiendo
chispas y asados familiares que ya se siente el olor mirá se ve el humo… allá… allá
está el pueblo, allá va y viene, moviéndose entre las hojas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario