Es la
tarde,
Y en ella
estoy….
Dormito en
palabras agridulces
Recorro el
barro en soledad
Pienso
Juego a
detener las ideas enruladas en el tiempo,
Y como un
mago de plaza las detengo y las vuelvo paloma
Me desarmo.
Evito no
correr, evitar me da asco y corro
Y corro
hasta sentir el vuelo
Alas del
color de la luna
Amo el
paisaje, amos mis manos y el camino.
En él,
encuentro una nube gris que me detiene en el instante. Camino hacia ella y la
observo detenidamente, nada me importa ya, sólo quiero mirarla y saber qué es,
quién es y por qué está ahi, así. Es mi
alma. ¿Eres alma, mi alma mía? Sí, soy tu
alma por eso me ves, sólo vos podes verme y reconocer mi olor que te
pertenece...
La vi
desecha, sucia, como moribunda, estropeada y triste, muy triste recostada al
costadito del pasaje. Como abandonada:
La levanto
y le ofrezco chocolate caliente y pan
La lavo con
un paño de agua tibia y le digo: dale, te doy este cuerpo y todo lo tengo para
que seas lo que quieras ser. Vas a ser libre en mí como en los viejos tiempos,
hasta quizás algún día me puedas contar de dónde venimos y como éramos. Cómo
era todo…
Y le
susurro una canción cualquiera que ella conocía y silbó…
Como peces,
mis piernas comenzaron a brillar y mis
ojos se fueron con el humo del silencio.
Me pregunto:
¿qué habrá en la isla? ¿qué es lo que no puedo entender?
El agua me
responde a su manera: en reflejos ebrios y mojados
A su vez
los árboles me visten en sombra y entiendo que nada de preguntas, solo cerrar
los ojos y ya está bien…. El viento masajea mis hombros.
Soñando…
En versos,
Dormitando…como
un niño, un hombre
Me
despierto a su lado.
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