miércoles, 28 de mayo de 2014

Te acostumbraste a tomar mate lavado y pensaste que la vida era eso gruí.
Te acostumbraste a tomar mate lavado y te creíste el cuentito gruí y con el índice del dedo dibujaste en el aire su nombre de cobre y el dios de la humedad, la babosa, el gusano se alimentaron de tus ojos.
Te acostumbraste a tomar mate lavado y te acostumbraste no más.
¡Te acostumbraste a tomar mate lavado gurisa!
Te acostumbraste a tomar mate lavado creyendo que jamás te podrías acostumbrar a eso. Sí, a eso y a tantas otras cosas te acostumbraste gurisa.
Pero siempre hay un pero antes del peor. No hay cabeza vacía de pero. Pero. Pero, pero, por aquí, por allá. Pero.
Y después del pero: inventar, invitar, estallar y tantos verbos como árboles en el mundo.
Te acostumbraste a tomar mate lavado…
Pero, y acá prendo el fuego, gracias a ello: al mate y su lavado constante, descubriste en el rincón oscuro del cuarto lo que en la playa nunca. Con la calabaza en la mano, los dientes verdes, la lengua amarga, los ojos vidriosos, las uñas como garras, las rodillas trémulas, el corazón afiliado, cual viejo a la tristeza, a que el timbre no suene y la cabeza, aliada de la creatividad y el suicidio marcándote el invisible norte de los sueños, despeinada. Del rincón más oscuro del cuarto nació la belleza de la mariposa, y con ella, todos los colores y las luces del sonido de su vuelo.  

Los locos tienen que estar afuera no adentro a los locos hay que sacarlos hay que dejarlos salir afuera afuera afuera afuera al cielo al vendaval  y a la tierra como las nubes que bajan a tomar agua por un tobogán de gotas y suben suben suben suben suben misteriosas y campantes.
JAJAJAJAJA  los locos estamos afuera y ni El Don Nadie ni la Doña Nadia nos va a quitar esta parla que nos fue entregada. No me tengas miedo que soy cosa buena; soy vos llorando, soy vos gritando pataleando desnudo brillando como una perla y promoviendo el carajo a la cagada. Ajó ajó ajó Dale sacá el loco y rompe los vidrios que te hacen ser el pez que sos. Escupí el chupete y gritá pa que todo se despierte.
Los locos tienen que estar afuera no adentro a los locos hay que sacarlos hay que dejarlos salir.

Llueve y el agua me bebe de un sorbo.
Un vaso de mí para la señorita y de una sola vez me voy en su profundidad: como jugo de uva, roca que desciende y penetra en la luna y en sus curvas mojadas de río. En círculos me pierdo en su cuerpo…
Maravilloso, ni una gota queda de mí. Ni una...
Ni de lo que muestro cuando duermo, ni de lo que cuando en silencio espero la llegada del silencio que encienden tus labios y luego la instantánea de tu boca echando humo dibujando un cono de luz al infinito.
Ni una gota de mí. Sólo el cuadrado solitario de la soledad que me cubría en una noche no muy fría. Una de las tantas que me aleja de la leche y el cachorro.  Ahora ese cuadrado es de las hormigas y la arena y parece estar esperando mi regreso. Como ese naufrago que aguarda por ella. Como mi yo enamorado (antes de pertenecerle al agua la esperaba casi desesperando…)
Maravilloso, ni una gota quedó de mí. Dentro de la lluvia no parece llover tanto y me muevo como un reptil buscando gelatinosamente el sito donde quedarme a contemplar el camino. Nunca había sentido mi cuerpo moverse de esa manera. ¿Por dónde iré? No sé, no puedo abrir los ojos, apenas los abro los tengo que cerrar, nunca pude mantenerlos abiertos largos ratos debajo del agua. Aprendí a escuchar las rocas gruñir en el poso e imaginar la forma y el color que hacen a los peces, de esta manera, solo por la magia de la textura, y a esos árboles caídos en la gravedad. A imaginarme nadando, respirando debajo del agua.
Por ríos como venas, por un mar de estómago, agrio y lleno de vida, todo, absolutamente todo en el mundo de las aguas está como prendido fuego: hay llamitas azules,  por todos lados brillan brazas y las algas como hadas avivan la luz y se ríen amistosas y bailan y yo sólo voy, imaginándolas me muevo,  siendo de agua como de música cuando me elevo en vibraciones y mi cuerpo es de aire, de aire… sin ventanas a la vista.
Las raíces ya están satisfechas, el ombú mojado y con la panza llena, los tilos, el jacarandá, las cosas comienzan a brillar en el reflejo espejado del nuevo sol que muy tímido, como una naranja, se eleva al final de la calle secando los cuerpos. Los pájaros cantan, las persianas chillan y como desperezándose saludan al sol y yo me rasco la cabeza, me quito los zapatos y me siento en el cordón de la vereda…
Mojado
Estoy a su orilla….
A su lado… la escucho, la siento correr por mis pies…
Pienso en la comunicación, en el gusano, en el aquí y ahora….
Ya no llueve y ya no espero.

Es la tarde,
Y en ella estoy….
Dormito en palabras agridulces
Recorro el barro en soledad
Pienso
Juego a detener las ideas enruladas en el tiempo,
Y como un mago de plaza las detengo y las vuelvo paloma
Me desarmo.
Evito no correr, evitar me da asco y corro
Y corro hasta sentir el vuelo
Alas del color de la luna
Amo el paisaje, amos mis manos y el camino.
En él, encuentro una nube gris que me detiene en el instante. Camino hacia ella y la observo detenidamente, nada me importa ya, sólo quiero mirarla y saber qué es, quién es y por qué está ahi, así.  Es mi alma. ¿Eres alma, mi alma mía? Sí, soy tu alma por eso me ves, sólo vos podes verme y reconocer mi olor que te pertenece...
La vi desecha, sucia, como moribunda, estropeada y triste, recostada al costadito del pasaje. Como abandonada:
La levanto y le ofrezco chocolate caliente y pan
La lavo con un paño de agua tibia y le digo: dale, te doy este cuerpo y todo lo tengo para que seas lo que quieras ser. Vas a ser libre en mí como en los viejos tiempos, hasta quizás algún día me puedas contar de dónde venimos y como éramos. Cómo era todo…
Y le susurro una canción cualquiera que ella conocía y silbó…
Como peces, mis piernas  comenzaron a brillar y mis ojos se fueron con el humo del silencio.
Me pregunto: ¿qué habrá en la isla? ¿qué es lo que no puedo entender?
El agua me responde a su manera: en reflejos ebrios y mojados
A su vez los árboles me visten en sombra y entiendo que nada de preguntas, solo cerrar los ojos, luego mirar el ocaso y ya está bien…. El viento masajea mis hombros.
Soñando…
En versos,
Dormitando…como un niño, un hombre
Me despierto a su lado.
Cuando te das cuenta que la carne es sólo carne
Cuando te das cuenta que la piel no es sólo lo que la cubre
Cuando te das cuenta que en la piel están todas las redes de tu cuerpo
Cuando te das cuenta que en esas redes estas vos
Cuando te das cuenta que no es imposible sino más bien puede ser y es y así será
Cuando te das cuenta que ser es siendo o nada
Cuando te das cuenta que a la piel le cae muy bien un abrazo
Cuando te das cuenta que un abrazo cura, calma y habla
Cuando te das cuenta que deSeo se escribe con S y ese que deSea lo que el deSeo sos voS
Cuando te das cuenta que estas vivo porque respiras olor a mariposas y gusanos
Cuando te das cuenta que estas en el espejo del baño sucio y barbudo
Cuando te imaginas sin dientes
Cuando te das cuenta que estás descalZo y descalZo se escribe con Z como su voZ
Te das cuenta que la extrañas y la lees en Rimbeau, Bolaño, Bernui y Sbarra
Cuando te das cuenta que Rimbeau está tan lejos de Bolaño como Chile de Francia, como vos de ella, la tierra y el cielo… te encontrás con el Dios de la calle que te dice no corras pibe, ¿para qué? No hay nada más allá, está todo acá. Aquí mismo, en este momento que no es más que ilusión estalla la piñata y los caramelos como estrellas te golpean las ideas… date cuenta.
Cuando te das cuenta que estas entre sus manos, en las redes de su piel cual pez chapoteando en el espacio
Te das cuenta que la carne es solo carne y que la piel no es solo lo que la cubre sino la sutil imagen construida por colores sin nombres, y que toda la ilusión universal tiene voz de niño y abuelo, ojos y manos de niña y abuela, agua y tierra de hojas con las formas del viento y que el viento no es viento si no hay árboles
Cuando te das cuenta de la poesía que hay en vos y gritas en lágrimas vivas lo que se te viene en mente
Cuando te das cuenta que no existen las “faltas de ortografía” porque la ortografía no existe en sí misma y en caso que la invente quien la invente ¡bienvenido! Yo me voy con el gusano, te obsequio la manzana
Cuando te das cuenta del sonido
Cuando te das cuenta de lo saludable que el silencio hace a la comunicación, a la escucha, el arte de la reflexión.  Xolotl! Xolotl! Dios perro sigue protegiendo al Sol cuando viaja a través del inframundo durante la noche

para el agua

Cuando el shampoo arde en mis ojos, el agua calma calma y calma como cascote haciéndose el sapito.
Lentamente, en mi cuerpo, en el espejo, en la cortina, luce aquél preciso instante;
Pequeño instante, continuo. Continuo y cabal instante. (Completo, preciso)
Respiración y rocío. Sus piernas patean el jabón y tienen el color de la luna cuando ésta se esconde detrás de la buhardilla de besos escalonados.
¡Miles de gotas mojando mi aliento!
Pienso en el sabor de mis lágrimas y en mi roña que se va así como así en semicírculos remolinos de cristal. Imagino una sonrisa dibujada en un papel cualquiera acompañando el trayecto, hacia el centro de la tierra o la panza de algún sediento perro. Me gustaría que así sea. Que haya un camino entre mí y lo que mí no ve por torpe….
Aliento, instante, gotas, tiempo…. Único… todos en continuos únicos instantes.
Fantástico...
Fantástica relación entre calma y desesperación
 A veces somos eso…
Otras, el atardecer en los cuerpos, el otoño, la noche y lo que conocemos y nada más. Nada y nada más. La Nada misma; en donde nos iniciamos en movimientos. Habíamos nacido en sapos y flores, tordos y montes pero aún no lo sabíamos... pienso en la nada que me tocó o en las que me tocaron y una sensación extraña recorre musicalmente mi cuerpo: de adentro hacia afuera quiero decir. Del río al puente.
Agua ¡sos tan clara!
¡Con tanto humo en el rodeo! ¡Tanto petróleo de gente!
Y vos así como así: como si nada
Seguís tan bailarina
Por calles acuáticas.
Tan de los peces como mía en la profundidad.
Lluvia de los barrios,
Incoloro azul
De nariz a raíz.
Basta de gilada che y servime un vaso más Chino que la cerveza se calienta, se echa a perder. Cambia esa cara que está cara la cebolla pero no es para tanto Gringo hijoputa o ya te olvidaste cómo vinieron tus abuelos… yo ni me quiero acordar, los míos eran de acá no más y la pelearon fuleros para que yo ahora brinde por ellos. Esa es la justa injusticia que nos conmueve… ¿y ese traje, de dónde lo sacaste?
Ma que traje ni que traje sino traigo nada. Ilusión, ilusión, ilusión Negro. A mis abuelos no los conocí, que te quede claro que vengo de un repollo y los gusanos se van a cagar de hambre conmigo como yo en este país. ¿Quién sos mi espejo que me hablas así? Empecé a ir a la iglesia y ahora estoy confundido, ¡todo es pecado! Quiero un trago fuerte para darle a la cabeza. ¡Cómo te lo meten a Dios! ¡Y ahora quién me lo saca!
Me caí de la silla, ¿estaba durmiendo? Sí, soñaba algo confuso, no recuerdo.
Otro vaso, Chino.
Sentate, no hace falta que cuides tus bolsillos. Aquí la gente no roba, sólo tienen cara de…
--¿Cómo estás flaca?
-Volaban las moscas y el viejo oriundo del bar de juventud y ojos bélicos pedía cigarrillos y fumaba como un animal y se comía las colillas y se reía como un loco-.
--Sentate, está libre.
--¿Qué tomas?
--Cerveza.
--Pedí una para mí Negro, después te la pago en tu casa… me voy del país. Mañana salgo en un cóndor blanco del tamaño de un barco. Estoy cagada acá, por eso me voy… me vine a despedir de vos. ¿Qué me decís?
¿Estabas durmiendo? Si, soñaba que nadaba en una pileta azul llena de tallarines con salsa roja, no tenía hambre, sólo nadaba en ellos como un niño…
--Está bueno, yo que te voy a decir. ¿Qué te voy a extrañar? No, muy trivial. Te va a ir bien porque te diste cuenta que te cagues donde te cagues siempre te podes ir a cagar a otro lado. Te diste cuenta de eso flaca, no? De una manera u otra somos abono para la tierra, yo acá vos allá, no importa el lugar importan las flores.
--Soy bruja y me estoy por convertir en monja si no tengo sexo antes de las 12. Una monja asesina. ¿Vamos?
--¿A dónde flaca? Estoy borracho..
-Sus piernas me volaban la peluca dejándome calvo y sucio. Quería comerla como a un pollo, a una rana verde y pegajosa. Y ella también así lo quería, se le notaba en sus ojos de japonesa…-.
--A tu casa…
--No se puede. Hoy no. Perdí las llaves y no tengo plata para llamar a un cerrajero… me la chupé. ¡Me chupé las llaves y ahora no me queda más que seguir chupando con la esperanza de vomitarlas y al fin volver como un escarabajo con cuidado de los autos al lechito que me aguarda calentito! Y vos me vas a acompañar sino se te va el tren, claro…
--¿Por la ventana…?
--Estás loca flaca, Sólo se abren de adentro del cuarto. No te acordás? Además encontré un piano la semana de carnaval en el callejón que en este momento las cubre. La pieza es chica y era en el único lugar que entraba. Lo quiero arreglar y después ver si aprendo a tocarlo o me lo quedo por compañía. Es como el del maestro Alonso, del mismo color.
--La tiramos abajo, a la puerta, claro, yo te puede ayudar a patadas.
Cuanto quisiera que me ayudes a abrir la puerta de mi casa para comerte entre las sabanas amarillas que me acarician la noche…
(Terminamos en el parque del centro de la ciudad rodeada de borrachos y mucho pis. En un pedacito de pasto nos rompimos el alma. Carne con carne. Dos muertos ensangrentados de placer y vomito.)
-Flaca, que bella noche. Que lindas piernas. Andarás por Asia ahora. Por la India ya… nunca exististe…

Ándate a la puta que te pario rengo de mierda.
Corre la bosta esa que no paso….

Hola Chino, una fresca.