miércoles, 28 de mayo de 2014

Y que te quede bien claro que no soy la siesta de nadie
Y que te quede bien claro que no soy lo que no tengo
Y que te quede bien claro que un rayo puede partirnos en pedazos (ahora mismito)
Y que te quede bien claro que mis manos lejos están de construir cualquier imperio; cualquiera que fuere, que te imagines, el que se te venga a la cabeza, ese que aún no existe, el que no va a existir jamás.
Y que te quede bien claro que mis dientes son la tierra
Y que te quede bien claro que mis ojos son el polvo
Y que te quede bien claro que mis huesos no son de leche, son la rama, son el árbol, son el bosque, son los cardos.
Y que te quede bien claro cual el camino y no me pises la huerta
Y que te quede bien claro que los de afuera no son de palo, no somos de palo y afuera de qué, de dónde.
Y que te quede bien claro que los pollos no son tu espiedo
Y que te quede bien claro que no soy un turno, un número, un dedo en el timbre, un peaje, una estación de gasolina con promociones  rápidas.
Y que te quede bien el claro que soy el fin, el fin, del comienzo, siempre el fin, el arcoíris.
Y que te quede bien claro y que te quede bien claro.

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