miércoles, 15 de octubre de 2014

Perdiendo la atención por culpa de algún tango desteñido de Daniel, por culpa de las voces de la Noche, por culpa del zapato Avejentado, por culpa del Garrón… me quede sin voz y lo peor: sin mi atención de lechuzon que me mantenía sentado observando el foco, la bombillita, la mosca, la humedad, las hormigas. Y ahora estoy solo. La locura experimental del pájaro que viaja de árbol a árbol, experimento. Lo tristemente colorido por la paz del otoño. Lo tuyo ahora le pertenece a las arañas, mi amor, que jamás voy a matar. Ni se te ocurra matar una araña. Ni-se-te-o-cu-rra olvidar que existo (no es una orden, es un deseo) (pero a quién le hablo, a quién…)

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