Un nuevo invierno
desciende del norte
rodando
y asciende en
sancos del sur.
-y me da en el pecho
sus flechas-
La flor se tiñe de
azul
y el amor de agua
caliente
calentando los
cuerpos.
Los pies fríos,
dejando entrar al
fuego,
por entre sus
diminutos dedos,
se humedecen
y cambian de color,
de estación,
de olor.
La laguna parece
congelada
-y sus algas y sus sueños
y sus pasos-
el puente más
invisible que otras noches
las noches más
largas y estáticas que otros días
las poesías más
profundas y purpuras que otras veces
el vino más dulce y
sincero.
¡el invierno!
Un nuevo invierno
-un cofre azul-
¿Qué traerá dentro?
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